EN DEFENSA PROPIA

Como ya se ha hecho público, a fines del año pasado interpuse ante las instancias jurisdiccionales correspondientes diversas demandas por daño moral y violación de mis derechos humanos y lo que resulte. Los demandados son el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), escuela de educación superior que forma parte de un poderoso conglomerado político-empresarial; tres medios de comunicación que han hecho de la información un negocio y un arma política al servicio de los poderes fácticos; y 25 personas con nombre y apellido.

Esas empresas y esas personas han sido parte destacada, fundamental en algunos casos, de los calumniosos linchamientos mediáticos de que he sido víctima desde hace años. El eje de esas calumnias estriba en señalar que he sido DENUNCIADO en instituciones académicas, en un partido político y hasta en las instancias judiciales correspondientes, de ACOSO e incluso abuso sexual. Todas las personas a las que demandé han utilizado, a veces de manera reiterada, la palabra denuncia (en plural en todos los casos, y casi siempre la misma fórmula: “MÚLTIPLES DENUNCIAS DE ACOSO”).

Tales señalamientos, presentados a la opinión pública sin más pruebas que algunos dichos (y muchas veces ni siquiera eso), han causado graves daños a mi persona y a mi entorno, en todos los aspectos. Pero también las considero graves para la salud de la República en al menos dos aspectos: la cancelación de toda la tradición del derecho liberal, basado en los derechos humanos; y la cada vez más escandalosa impunidad con la que “periodistas”, opinólogos, políticos y empresarios calumnian a sus enemigos.

Ante la inminente oleada de nuevas calumnias, del siguiente linchamiento mediático y hasta de posibles acusaciones falsas, decidí escribir una defensa ante la opinión, una sola, puesto que es imposible que un ciudadano de a pie (yo) pueda combatir contra los medios masivos y los opinólogos del CARTEL DE LA CALUMNIA: litigaré en los tribunales y las instancias que correspondan, no en las redes ni los medios. Pero por más que quise sintetizar, me salieron 19 páginas a renglón seguido (diez mil palabras). De modo que decidí ahorrárselas a los diez lectores que por amistad o morbo pasarían de la primera página y me limitaré a hacer esta declaración pública: he acusado a cuatro empresas y 25 individuos de violar mis derechos humanos, de daño moral y lo que resulte.

Solo unas puntualizaciones:

Primero: lo hago apenas ahora, porque llevo casi tres años esperando que el ITAM me entregue el presunto expediente de la demanda de UNA alumna en contra mía. El ITAM ha violado reiteradamente mis derechos ARCO y a fines del año pasado se amparó por segunda vez contra una resolución unánime del pleno del INAI que le ordenaba entregarme el supuesto expediente que dos profesoras del ITAM han dicho públicamente que fue incoado en mi contra. Fua cuando el ITAM se amparó por segunda vez que decidí iniciar estas denuncias. Y no es la única ley que el ITAM está violando en este caso, pero los argumentos y las pruebas los reservo para las DENUNCIAS y los alegatos subsiguientes.

Segundo: quitando el expediente que el ITAM inventa u oculta, he demostrado documentadamente ante las autoridades competentes que no hay absolutamente ninguna demanda ni denuncia en mi contra en ninguna instancia académica, política, judicial ni de ninguna otra especie.

Tercero: he demostrado ante las mismas autoridades que tampoco existen “múltiples denuncias” en los medios y las redes, como asegura el CARTEL DE LA CALUMNIA, y que las existentes o son fácilmente refutables con pruebas de descargo, o no constituyen delito de acoso ni de ninguna otra especie.

Cuarto: la violación a mis derechos humanos y políticos y el daño moral que denuncio, tiene un carácter abiertamente político. Los ataques mediáticos, las campañas de redes y las amenazas que he recibido, así como los daños que refiero en las demandas que he presentado no son gratuitos: son parte de una ofensiva política y de venganzas político-personales. Casi todos a quienes denuncio han formado parte de campañas aún mayores contra la izquierda, contra el movimiento de que formo y sobre todo contra su dirigente, el actual Presidente de la República. Casi todos los calumniosos textos escritos en mi contra dedicaban un espacio aún mayor a atacar al Presidente y a la #4T. El inicio de la campaña en mi contra tiene que ver con cuestiones de política historiográfica que también presenté documentadamente a las autoridades correspondientes.

Y quinto: este ataque político contra mi persona también implica el encubrimiento del acoso y el abuso sexual del que han sido denunciados profesores y alumnos en el ITAM y la complicidad de las autoridades de ese Instituto con los acosadores, así como las reiteradas violaciones de su propio protocolo en materia de violencia de género, lo que expongo detalladamente en la demanda.

Termino: sé que estas acciones mías generarán un nuevo linchamiento mediático en mi contra orquestado por los muy poderosos intereses que se creen afectados por la #4T e instrumentado por sus voceros. Frente a estos poderosos e influyentes actores estoy solo. Que quede claro: cuento con el cariño y la solidaridad de muchas personas, pero para hacer frente a todo lo anterior, estoy solo: es a mí a quien el CARTEL DE LA CALUMNIA volverá a hacer objeto de sus linchamientos mediáticos, campañas de odio en redes y cuanto han hecho y aun puedan hacer.

            Reitero: no litigaré en medios ni en redes. Es imposible para una sola persona hacerlo. Litigaré ante las instancias correspondientes.

Pd. También recurrí a la Unidad de Inteligencia Cibernética de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México a denunciar el reiterado hackeo de mis cuentas y la reiterada creación de correos electrónicos y cuentas de redes sociales que suplantan mi identidad y forman parte de estas campañas de acoso y calumnia. Las más recientemente detectadas son la cuenta de correo pedrosalmeron2022@gmail.com y las cuentas de twitter @historiapedro (que usa un nombre que dejé de usar desde enero de 2022), e @historiapedro_ sin hablar de numerosas cuentas claramente falsas.

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